Historia

Tella

Tella

Pueblo de brujas

Altitud:

1380m

Población:

23

Historia

Parece mentira que un pueblo que, hoy en día, parece quedar tan a desmano, sea uno de los pueblos del Pirineo más antiguamente poblados.

El dolmen de Tella, de origen neolítico, se alza sobre una bonita pradera a solo unos kilómetros del pueblo.

Se sabe también que, durante el s.XV, en Tella existían 22 fuegos o casas habitadas. Sin embargo, su población menguó hasta contar, en 1990, con solo 12 habitantes censados. Hoy, son unas 25 personas las que residen en Tella.

Pero si hay un elemento que define a Tella y que atrae cada año a cientos de visitantes, son sus ermitas románicas, se dice, construídas para ahuyentar a las brujas que habitaban en los alrededores.

De todas ellas, la más antigua es la de San Juan y Pablo, consagrada por el obispo Borrell en el año 1019, mediante el rito de celebración hispano-visigodo, según la Carta de Consagración que se encontró escrita en alfabeto carolingio.

Tella, hoy.

Tella es uno de los pueblos más bonitos y especiales del Pirineo.

Su situación, a 1380 metros de altitud, en las faldas del Monte Perdido y enfrente de Peña Montañesa al sur y Castillo Mayor, al este, convierten a este pueblo en un lugar mágico, alimentado por las innumerables leyendas relacionadas con la brujería que refuerzan todavía más, su carácter místico.

La Ruta de las Ermitas de Tella, el Museo de la Bruja o la Cueva del Oso, son solo tres de las actividades que pueden disfrutarse en este marco incomparable en el que, si se escogen la temporada y hora adecuadas, puede sentirse una energía verdaderamente especial.

Tella contrabandista

Tella será el pueblo que dé el pistoletazo de salida a la segunda etapa de la segunda jornada de Contrebandiers 2022. Un recorrido en la modalidad de trail running que nos llevará hasta el pueblo de Bielsa, por el mítico paso del Portillo de Tella.

 

El gigante Silván

Cuenta la leyenda que en la montaña de Tella vivió un gigante llamado Silván. Era grande, deforme y peludo, y se dedicaba a robar el ganado del pueblo y a hacer fechorías.

Un día, Marieta, una joven pastora de Tella, caminaba por el monte cuando se encontró con el gigante; este la raptó y la llevó a su cueva con la intención de comérsela.

Marieta, que era muy lista, le propuso un trato: si no se la comía, ella limpiaría su cueva y le prepararía, cada día, un cuenco de leche. El gigante accedió y, poco a poco, fue confiando en Marieta hasta que llegó a enamorarse de ella.

Un día, mientras el gigante dormía, Marieta logró escapar de su cueva y corrió al pueblo a contar lo que había vivido. Cuando despertó, el gigante comenzó a llamarla a gritos, desesperado.

Mientras, en Tella  y siempre según la leyenda, los habitantes del pueblo prepararon un cuenco de leche al que añadieron todo tipo de hierbas venenosas; sabían que el gigante la bebería y, así, acabarían con él.

Se desconoce de qué año data esta leyenda pero algunas fuentes afirman que este y otros gigantes que abundan en las leyendas del Pirineo, no son otra cosa que los vestigios de una supuesta convivencia con los últimos hombres neandertales.