Años 50, Tella.
Mariano todavía no había nacido pero nos cuenta que un día, su bisabuela, que estaba ya en cama, escuchó, desde su habitación, un ajetreo en la cocina.
La pobre mujer, confundida debido a la edad y a la propia enfermedad, se asomó a la ventana y, creyendo que el resplandor de la nieve era la luz de la cocina, saltó por la ventana hacia el montón de nieve que cubría el corral.
Cuando don José, el cura del pueblo, subió a darle la extremaunción, le explicó que era el momento de partir hacia un lugar mejor, en el que ya no sentiría dolor ni pesadumbre y en el que, además, podría reunirse con sus padres y sus abuelos.
Teresa, que así se llamaba la señora, se incorporó, de repente, al escuchar esas palabras y respondió al cura: “¿Y qué le parece si en vez de t’allí m’enboi ta Francia, que tengo una filla allí?.
Don José alabó su ingenio y sus ganas de hacer reír hasta el último minuto y Teresa partió en paz.
Gracias a la familia por habernos cedido esta historia que tan bien ejemplifica esos lazos transfronterizos que nos unieron una vez y cuya recuperación son parte de la razón de ser de Contrebandiers
