Historia
- Caminos y Collados
Los refugios y hospitales
- Bal de Chistau
Altitud:
1.448m
Geografía
Los desplazamientos de un lado al otro de la frontera, además de largos, solían resultar peligrosos y hostiles, especialmente durante los meses invernales.
Por ello, se crearon los conocidos como “hospitales” o refugios en los que los comerciantes y ganaderos (y, seguro, algún que otro contrabandista), podían encontrar un lugar en el que descansar y reponer fuerzas.
Algunos de los hospitales que, un día, tuvieron una tremenda importancia en el éxito de las relaciones entre vertientes, fueron los de Parzán, Aragnouet, Bielsa, Gistaín o Rioumajou, primera meta de etapa de Contrebandiers 2022.
Todos funcionaban de forma similar, teniendo los “hospicieros” la responsabilidad de proveer de comida y descanso a todo el que por allí se acercara.
Debían tener leña seca, agua caliente, un lugar donde dormir y algunas mantas a disposición de los transeúntes y podían venderles vino, pan y carne.
En ocasiones, sus funciones iban incluso un paso más allá, teniendo que hacerse cargo del mantenimiento de los caminos que llevaban a ellos e, incluso, de enterrar los cuerpos que el invierno y las tormentas, en ocasiones, dejaban para siempre descansando en la montaña.
Una concordia del año 1.350 en la que se detalla el pacto alcanzado por los habitantes de Chistau y Aínsa para mantener el camino de herradura que llevaba hasta Francia, especifica que en desaparecido Hospital de Chistén, el «hospiciero» estaba obligado a tener siempre pan y vino a disposición de los visitantes. ¡Una buena mezcla para pasar el invierno!